Todos estamos invitados a participar, debatir y disfrutarla
Una de las funciones principales de la escuela es ser fuente dadora de las claves de comprensión, goce e inserción en el mundo. Para ello es necesario enriquecer los espacios de aprendizaje con otros que alimenten la socialización y la expresividad creativa. La escuela como Centro Cultural no complementario sino compartiendo los tiempos del dictado de las asignaturas y atravesando inercias, desganos, crispaciones en los vínculos intergeneracionales. Y se vuelve importante sumar a toda la comunidad educativa en la participación en estas actividades.
Creemos que el espacio de la AGENDA CULTURAL favorece algo esencial: los alumnos sienten que la escuela es un lugar donde pueden hallar cierta felicidad, interlocución y descubrimientos que les permiten poner al menos entre paréntesis, o suavizar, las duras situaciones personales, familiares y sociales que la mayoría de ellos debe enfrentar; o poder, en todo caso, retornar a una realidad familiar y social desalentadora sabiendo que otros mundos son posibles y que pueden intentar acceder a ellos.
Trabajar desde la educación no formal permite leer, escribir, mirar y escuchar por placer y no por la necesidad de calificar para una nota. Por amor al arte y no como vehículo didáctico-instrumental. Es una invitación a exponerse y comprometerse con uno y su intimidad, con los otros. Sacudiendo lo cotidiano con anzuelos provocativos que den lugar al asombro ▌